Como Angosto, otros muchos historiadores sufren el ostracismo al que las editoriales y los grandes medios llevan tiempo sometiéndoles. Mirta Núñez, Ángeles Egido, Francisco Sevillano, Abdón Mateos, Alicia Alted, Matilde Eiroa, Ángel Viñas o Francisco Espinosa, son algunos de los nombres de un grueso de investigadores que han escrito sobre uno de los capítulos más negros de la España del Siglo XX, la mayoría de las veces sin ayudas y sin que nadie les reconozca su trabajo.
Este Doctor en Historia que lleva veinte años dedicado a investigar sobre el Siglo XX español afirma no tener ni al más mínimo afán de lucro. La idea es que con los beneficios obtenidos por la venta de uno de sus libros, La República en México, con plomo en las alas y una vez cumplidos los pagos fiscales estipulados por Hacienda, destinar esos ingresos para el Premio anual que podría rondar los 6.000 euros. Angosto renuncia de por vida a los derechos de autor y confía en que, en un futuro, otros historiadores puedan colaborar a la creación de este galardón y dar continuidad a “un premio de prestigio para quienes trabajan por y para recuperar nuestra memoria robada”, asegura.
El libro raíz del que parte esta iniciativa –cuyo primer capítulo ponemos a disposición de nuestros lectores- fue escrito por Angosto tras una exhaustiva investigación de archivos públicos y privados de México que explica cómo los sublevados en la Guerra Civil española, los golpistas que acabaron con la República, contaron con el respaldo no sólo de Hitler y Mussolini, sino también de las autoridades del Reino Unido y Estados Unidos, siendo México, con el entonces presidente Lázaro Cárdenas, “el único país que ayudó generosamente a la República”.
Según Angosto, “México se enfrentó a todos en su empeño” de defender la República Española y cuando llegó la derrota “se convirtió en segunda patria de muchos ciudadanos que la habían perdido para siempre”. De ahí que el historiador considere que su libro, además de un reproche a las grandes democracias de la época, es un homenaje a México, país al que, consideró, España debe “gratitud eterna”.
El nombre del premio esta abierto a cuantas sugerencias se recojan en Nuevatribuna.es así como a los apoyos de quienes como Angosto consideren que ha llegado la hora de desempolvar una página de la historia española oculta y silenciada y que no por ello ha dejado de glosarse por aquellos investigadores que trabajan entre bambalinas si saber si algún día podrán ver la luz sus obras, esas ‘otras obras’ que servirán para desmontar muchos mitos intencionadamente creados por aquellos que aún rinden pleitesía a la ignominia.